Las carteras grandes son imponentes. Aunque hay carteras chiquitas realmente lindas, las de tamaño L o XL desprenden muchísima personalidad, probablemente por todas las historias y objetos que su gran tamaño les obliga a atesorar. Ese espectacular ejemplar que Miranda Kerr lleva en la imagen -es probablemente, el gesto más extendido en los últimos tiempos para transportar un bolso grande: colgando a mitad del brazo, haciendo balanza con el antebrazo enhiesto- es un ejemplo perfecto: elegante, flexible, con la piel convergiendo en un montón de estéticas arrugas que indican que ese lindo bolso acompanó a Miranda en todas las situaciones que importan.
Con solo verlo nos incita a imaginar que estuvo con ella desde que empezó el día y se lanzó a las calles de Nueva York. Seguro que guarda algunos juguetes de su hijo, que se van mezclando con sus maquillajes preferidos, que a su vez van jugueteando entre las páginas de la última revista que compró o de la agenda donde apunta las cosas que no debe olvidar y que va enredada en el carré que Miranda siempre quiere llevar por si tiene frío. Seguro estuvo en montones de taxis, cobija algunas polaroids que dispararon a Miranda en un casting, ha estado también en un buen puñado de vuelos internacionales y hasta en un festival de verano donde guardó montones de cosas geniales que Miranda quiso conservar como recuerdos. Combina idealmente con sus zapatos y el pantalón. Y, probablemente, guarde una de las balerinas que a Miranda tanto le gusta ponerse.
Estos son algunos de los bolsos que tanto vuelven locas a las mujeres.
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