Kate Moss & Johnny Deep
Su primer encuentro con la modelo en febrero de 1994 fue, según su
propia descripción, muy normal. «Lamento decepcionarle, pero no fue en absoluto
romántico. Entré en un restaurante neoyorquino para tomar una taza de café [el
bistro Cafe Tabac de Manhattan]. Ella estaba sentada en una mesa acompañada por
unas amigas y yo conocía a una de ellas. Al verla me dirigí a las chicas para
decirles: ‘Venid aquí y tomaremos café juntos’. De modo que así fue como nos
conocimos y desde entonces no nos hemos separado. Sólo nos estamos divirtiendo.
Nos estamos divirtiendo mucho. Ella es una muchacha inglesa muy práctica y
realista que no permite que me llene la cabeza de pájaros.»
La
diferencia de edad entre Kate Moss y Johnny Depp era incluso mayor que la que
había entre el actor y Winona Ryder; aunque la modelo era una mujer madura para
su edad, una madurez forjada en su adolescencia y derivada de su precoz carrera
en las pasarelas. Sus rasgos infantiles resultaban muy atractivos para el actor,
cuyo juvenil sentido del humor era conocido por todos. Al poco tiempo, la pareja
descubrió su mutua pasión por los parques de atracciones, una afición muy
alejada de la fascinación que él y Ryder sentían por la poesía y la literatura
de la generación Beat. «Nos encanta ir a Magic Mountain [un parque temático
situado en las afueras de Los Angeles] y subirnos a las atracciones más
trepidantes, pero tenemos que ir a primera hora de la mañana, porque de otro
modo nos pasamos el día firmando autógrafos.»
Moss se
negó a hablar de su relación con Depp, probablemente aconsejada por él y a
resultas de las historias horribles que había protagonizado Ryder. Pero esto no
le impidió explayarse sobre su nuevo romance en el Daily Mail, en unos términos
que seguramente resonaron, y no para bien, en la cabeza del actor. «No me lo
puedo creer», había dicho Moss. «No se parecía a ninguna otra de mis
experiencias. Era diferente. Lo supe al instante. Desde el principio supe que
era diferente. Nunca había sentido algo así. Sabía que era él.»
El
vertiginoso romance sorprendió a ambas estrellas y a los medios de comunicación
con la guardia baja. En cuestión de meses la modelo se había convertido en la
última entre las muchas «prometidas» de Johnny Depp, la nueva aspirante a Sra.
Depp. Depp se negó a confirmar el compromiso: «No sé qué significa eso. Sólo es
algo que se dice por ahí.» Además, la pareja prefirió no confirmar ni desmentir
algunas informaciones que apuntaban la posibilidad de que Depp hubiese pedido la
mano de la modelo en el transcurso de unas vacaciones en el Caribe a principios
de 1995. «¿Casarme con Kate?», replicó el actor. «Yo no me opondría, pero es un
asunto que ambos tenemos que discutir en privado.»
En 1995 la
fama de Kate Moss ya superaba a la de su novio actor. La publicación de un libro
con más de un centenar de fotografías de la modelo, y titulado Kate en un alarde
de imaginación, vino a certificar su condición de celebridad. En la ronda de
entrevistas programadas para promocionar el libro, de la actitud de Moss se
deducía que había aprendido bien las lecciones que impartía su pareja sobre el
odio hacia la prensa. «Todos esos comentarios sobre la anorexia me molestaron
mucho. Soy consciente de que siempre me van a llamar frágil. Y lo detesto.» Tal
vez lo detestase, pero lo cierto es que con sólo veintidós años la modelo
inglesa ganaba 2,2 millones de libras al año.
Faye
Dunaway, protagonista junto a Depp de las cintas El sueño de Arizona (Arizona
Dream) y Don Juan de Marco, interpretaba la relación del actor y la modelo como
la ratificación de la naturaleza romántica del primero tras el duro golpe que
supuso para él la ruptura con Winona Ryder. «Es incorruptible», explicó la
actriz. «Siempre ha creído en la pureza del amor. Es su sistema de valores y así
lo siente instintivamente. No se trata de algo que haya razonado o trabajado a
lo largo de los años. Me encanta que siga creyendo en el amor.»
«Es un
hombre salvaje», admitió Moss ante las cámaras de la televisión británica, «pero
salvaje en el mejor sentido de la palabra. Y yo no pretendo domesticarle.
Siempre me sorprende. Johnny es un romántico empedernido, un hombre realmente
original. Una vez me dijo que tenía algo en el culo, pero que no sabía qué era.
Así que metí la mano dentro de sus pantalones y, para mi sorpresa, saqué un
collar [de diamantes valorado en 10.000 libras].»
Pese a la
buena marcha de su relación con Kate Moss y su estado general mucho más
sosegado, algunos pensaban que Johnny Depp seguía inmerso en una senda
autodestructiva similar a la que había segado la vida de River Phoenix. Aunque
ya no tomaba drogas de forma habitual, Depp reconocía convivir con sus propios
demonios y tener sus propias soluciones. «He pasado por épocas bastante malas»,
explicaba. «No era capaz de comprender lo que sucedía a mi alrededor, y me
limitaba a emborracharme. Eso está bien durante algún tiempo. Ahora bien, cuando
invade tu cotidianidad y se convierte en tu vida, entonces tienes un problema.
La cosa se ha torcido. Y luego te pasas la vida intentando reproducir aquella
sensación de máxima euforia, como cuando tienes trece o catorce años y te
emborrachas y te fumas un porro por primera vez y todo es fantástico. Pero eso
nunca vuelve a suceder. Nunca lograrás sentir lo mismo.» Depp se había estudiado
objetivamente, y en su interior había detectado rasgos de una personalidad
adictiva. Aunque Depp abandonó la bebida tras conocer a Moss, hasta entonces
bebía con fruición y sin medida, una o dos botellas sin problemas. "Durante años
ahogué mis problemas en alcohol. Pero nunca conseguí resolverlos, ni tan
siquiera una vez. Tengo mis propios demonios. El alcohol y las drogas –algunas
drogas- pueden desatar mis demonios o abrir las puertas para que salgan
volando"
La relación termino, el dia que Johnny Deep para encuentra en un club nocturno de NY, besandose con Lenny Kravitz.